jueves, 15 de septiembre de 2011

La mayoría de las radios se unen contra el posible pago de las retransmisiones de fútbol

“El juego se ha convertido en espectáculo, con pocos protagonistas y muchos espectadores, fútbol para mirar, y el espectáculo se ha convertido en uno de los negocios más lucrativos del mundo, que no se organiza para jugar sino para impedir que se juegue”

Eduardo Galeano - El fútbol a sol y a sombra


Los intereses han podido más que la propia competitividad entre medios y la mayoría de las
radios públicas, privadas, autonómicas o locales se han unido para luchar juntas contra la prohibición de la Liga Profesional de Fútbol que les está impidiendo retransmitir los partidos de fútbol desde los estadios si no pagan un canon. Y es que las retransmisiones deportivas se han convertido en una costumbre que casi ha tomado la pretensión de ley. Comenzaron allá por los años 20 de la mano de nombres como Bobby Deglané, Mauri o Joaquín Prat apenas con un micrófono y unos cuantos cables, como describen los propios periodistas. Más tarde se construyeron cabinas en los campos, que facilitan con creces el trabajo de los periodistas radiofónicos.
Era inevitable que la Liga Profesional de Fútbol pasase por alto todo el dinero que ganan las radios a costa de los programas deportivos, las exclusivas, los movimientos de periodistas y que no quisiese parte de ese suculento pastel. Es un análisis que indudablemente se podría analizar en una comisión que aunase los diferentes sectores interesados: derecho, publicidad (mencionando el caso de Pepe Domingo Castaño), periodismo, comercio.. si ambas partes estuvieran dispuestas a que se llegase a un acuerdo. La situación está bloqueada y los protagonistas, radios, Mediapro, Liga de Fútbol Profesional, clubes y Gobierno, están ahora dentro de un campo de declaraciones cruzadas a la espera del rival más débil y que más euros sangre.


LAS RADIOS, LOS CLUBES Y MEDIAPRO


Las radios por su parte dicen que ni negocian ni pagarán y se amparan en el derecho a la información, recogido en el artículo 20 de nuestra Constitución. Defienden que las retransmisiones de fútbol no frenan la compra de entradas y que fomentan la afición por el deporte rey, que son un punto de vista subjetivo de quien las retransmite, aunque también las califican como información, derecho en el que se amparan. ¿La información es subjetiva en su origen, no se define por su neutralidad? Parece más bien una contradicción.
La Asociación de Radios Comerciales Españolas ha pedido unidad ante todo y sólo cuatro radios, según informó EFE, han faltado al acuerdo exigido: dos en la Coruña, Radio Sport Cartagena y Betis Radio, de la que es propietaria el mismo equipo. A éstas se sumaría la radio pública catalana que ha llegado a un acuerdo para la retransmisión de los partidos con Barça y Español.
La polémica revivió de nuevo cuando varios medios publicaron que Punto Radio había sido la encargada de romper el acuerdo que mantenían la mayoría de las radios, mostrándose dispuesta negociar con la LFP, gesto que ésta iba a agradecer permitiendo entrar a sus locutores en los estadios. Minutos después Punto Radio ha declarado a Europa Press que tampoco entrará este fin de semana en los estadios para evitar ser "instrumentalizada".
Las emisoras culpan también a Mediapro por no gestionar sus derechos de forma correcta e iniciar la polémica, puesto que es esta empresa quien tiene la mayoría de los derechos audiovisuales de todos los partidos. Mientras, Jaime Roures, presidente de la empresa, declara lo que según el son las condiciones ilegales con las que se están retransmitiendo los partidos: los locutores los retransmiten por televisión desde los estudios o la casa del productor o director del programa deportivo, desde casas cercanas al campo...Otros periodistas se han “infiltrado” en los campos de fútbol con una entrada y contado los acontecimientos desde un móvil, si tenían la suerte de no ser pillados “in fraganti” por el servicio de seguridad.

En Granada concretamente, los periodistas fueron perseguidos cual vándalos por el estadio. Valencia fue un ejemplo a destacar, como Soria, donde las emisoras acudieron con un notario al campo que certificase que el equipo les negaba la entrada. En el caso concreto del Valencia, el club ha ido un paso más allá y ha facilitado una entrada al medio previa firma de un documento, según el cual los propios periodistas se comprometían a informar solo después de que el partido hubiese finalizando y cargando en el periodista todas las consecuencias del quebrantamiento de dicha imposición. Les impidió el acceso a la sala de prensa, pero permitió el uso de la sala mixta.
El Sevilla por su parte es el caso extremo, que sí dejó radiar sus partidos. Al hilo de este tema, el periodista Manu Carreño denunció esta semana que los clubes que están permitiendo la entrada de los medios están sufriendo graves amenazas. Cada semana que va pasando en esta situación de bloqueo de las negociaciones se suman protagonistas y más intereses. Por ejemplo, el presidente del Osasuna, Patxi Izco ha declarado al diario El Economista que el canon también se podría ampliar a los periódicos.
Las radios pararon 1 minuto en señal de protesta, justo cuando comenzaba el Real Madrid Zaragoza de la antepasada jornada. Este es un vídeo con fragmentos sonoros de tres de las emisoras principales de nuestro país: http://www.youtube.com/watch?v=x9iR7qlJrhc
Queda en el aire una sospecha de las radios: plantean que además de ingresar una cantidad sustanciosa por parte de las radios si se produjese el acuerdo, podrían intentar suprimir además el partido en abierto de obligada retransmisión televisiva.

EL GOBIERNO

El gobierno declara sencillamente que clubes y emisoras deben llegar a un acuerdo para que se desbloquee la situación. Para el portavoz del gobierno, las televisiones también podrían ampararse en el derecho a la información con el que ahora se están protegiendo las radios, respetando también el derecho que tienen los ciudadanos a la información y al entretenimiento.

LIGA DE FÚTBOL PROFESIONAL

La LFP describe las normas de comercialización en un documento que ha publicado en su página web. Estas medidas se aplicarán a los encuentros de Primera, Segunda y Copa del Rey excepto la final. Divide los servicios que prevé en cuatro niveles: el básico A incluye una cabina, acceso a la zona mixta y sala de prensa y está disponible para todos los operadores estatales, autonómicos o municipales. El modo premium añade el acceso a pie de campo, el exclusivo 1 a las zonas mixta VIP y el antepalco, permitido sólo para las radios de ámbito estatal y autonómicas. La contratación se realiza por niveles y por tipos de emisoras hasta el exclusivo 2, también denominado nivel D que podrá ser contratado por una radio estatal y con licencia autonómica. Este contrato permite a la radio escogida realizar una entrevista rápida o “super flash interview”en la que tiene prioridad de elección la cadena de televisión que lo retransmita.
El acuerdo tendría una vigencia de 3 años y se terminaba el pasado 16 de agosto. Los medios calculan que el acuerdo podría suponer, dependiendo de la fuente consultada, un ingreso para la LFP de entre 20 y 30 millones de euros. Las tarifas se fijarían en función de los oyentes (medidas marcadas por el Estudio General de Medios, con cuyas mediciones no todos están de acuerdo) y los ingresos publicitarios de cada radio. Además la Liga Profesional de Fútbol comunicó a los clubes que los que no pagaran el canon y permitieran las retransmisiones, recibirían una multa de 660.000 euros en segunda y de dos millones de euros para los de primera.
LA LFP sostiene por su parte su petición para la desaparición de la mención específica de las radios en el artículo 19 de la ley audiovisual de 2010 sobre los cánones en los medios. Semanas atrás la Liga de Fútbol confirmó que había mantenido conversaciones y avanzado en el diálogo con los equipos, mientras los medios informativos negaban que se hubiesen producido novedades en la negociación. Desde la LFP se puntualizó incluso que con ese acuerdo las radios iban a ofrecer nuevos servicios y mejoras para el oyente.

¿Continuará?

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