lunes, 15 de noviembre de 2010

Objetivos rumbo a la transición digital de la radio en España



Con las nuevas opciones de simulcasting analógico, quizás la balanza se incline más cuando podamos acceder a internet mediante nuestros aparatos domésticos de una forma menos costosa que la que estamos soportando desde hace bastantes años. Así, el sistema radiofónico podrá entrar en la competición con una multiplicidad de redes, mejorando el servicio, la calidad y la accesibilidad desde diferentes lugares y aparatos.

Estados Unidos, el reflejo tecnológico de Europa, está incrementando el número de emisoras online y cada vez es mayor la demanda de televisión por internet y la visión exclusiva a través de este medio. Por todas estas características, la radio digital tendrá que ofrecer más que lo que pueda aportar la radio online. Quizás este no sea el instante preciso para hacer renacer una tecnología que se tambalea, cuando hay esperándole en el mercado grandes formaciones que la eliminarán apenas intente taparles su sombra. De momento todos los esfuerzos están puestos en la emisión en DAB. En países como Australia o Brasil se han realizado pruebas sociales para esperar un consenso sociológico y el mejor momento para incorporar esta tecnología, de manera que sea lo mejor recibida y aceptada posible, algo ventajoso para usuarios y emisores que se encuentran al otro lado del dial.

Para finalizar y en resumen, Rosa Franquet propone de una forma más o menos acertada una serie de políticas para ayudar al desarrollo de la transición digital a salir adelante:

• Estimular el proceso de migración digital y consensuarlo con los actores sociales, políticos y económicos, con mecanismos de seguimiento que aseguren su cumplimiento y el de la normativa vigente.

• Garantizar la transparencia en los procesos de concesión de licencias, para que ninguna estación que cumpla la normativa se quede sin su frecuencia o se vea influenciada por otros intereses.

• Establecer con claridad las obligaciones de los servicios públicos.

• Dotar a la radio pública de una financiación adecuada al cumplimiento de sus objetivos, fomentar programas de participación, la atención a sectores vulnerables como los discapacitados.

• Creación de la autoridad reguladora independiente que pueda controlar el cumplimiento normativo y la vulneración de derechos que puedan producirse en los contenidos dedicados a los diferentes colectivos (infancia, emigrantes, mujeres, etc.)

• Articular políticas específicas de conciliación de la vida familiar y laboral en el sector.

Y para finalizar os pongo por aquí un vídeo muy interesante sobre la radio digital y lo que la gente conoce de ella que no he podido enlazar bien porque no se encuentra en Youtube y quería sugeriros también que pinchaseis en algunos de los enlaces de este post porque hay algunos especialmente interesantes que hacen reflexionar sobre el estado de los medios en nuestro país, y en especial de la radio.


martes, 9 de noviembre de 2010

Los primeros pasos de la transición digital de la radio en España

Los pioneros fueron los técnicos y periodistas de Catalunya Radio, que fue la primera emisora en utilizar un sistema de radioenlaces en 1980, iniciando oficialmente la transición digital. Cadena SER fue un poco más allá, siendo la única emisora española que desde 1988 usaba ya el satélite para la difusión de sus programas. Un año más tarde, Antena 3 Radio inició también la informatización de todas sus emisoras. Ya en 1990, Radio 80 incorporó el Digital Audio Tape a sus emisoras. En abril de ese mismo año Cadena 40 la primera en digitalizar sus emisiones. Pronto se unieron las demás emisoras, sobre todo las musicales, por la incomodidad que suponían los cartuchos y tocadiscos y la facilidad de escoger la música desde una pantalla táctil. De nuevo Barcelona se convirtió en 2002 en la primera ciudad con una emisora totalmente digitalizada (Radio Barcelona) con el ejemplo de Icat como primera emisora que integra radio e internet.

La falta de cohesión de los operadores, la popularización del servicio por parte del estado, pero sobre todo, el precio de los equipos receptores ofertados, en comparación con otras tecnologías y su escaso número, no han contribuido a su rápido desarrollo. Más allá de la implantación del DAB, está emergiendo una nueva tecnología llamada IBOC, que permite la difusión analógica y digital, utilizando una misma frecuencia. Además, los receptores están contentos con la oferta de canales radiofónicos, por lo que es lógico que no apoyen un cambio que puede empeorar la situación, que no les garantiza el mismo servicio a primera vista, sólo la compra de un nuevo receptor que tienen que volver a aprender a manejar.

En la nueva Ley Audiovisual aprobada a principios de este año, se incluye la obligación transitoria de aprobar un plan técnico para la digitalización integral del servicio de radio en menos de 18 meses. En ésta se indica que se respetarán las actuales concesiones de radio, tanto digitales, onda media y FM, adaptándose a la nueva tecnología digital. Vuelve a señalar la necesidad del apoyo de las empresas de telecomunicaciones que presten servicios de difusión, de industria electrónica y de las empresas automovilísticas para el abaratamiento y la difusión de los nuevos radiodifusores. Monserrat Bonet Bagant estima en número, de una forma muy optimista, en torno al millón de receptores, sumando las políticas nacionales, los estándares y el reparto del espectro como principales problemas que se tendrán que afrontar. Por otra parte, el modelo económico de las radios en España no facilita, el acceso a nuevos emisores, la introducción de nuevos formatos y favorece la concentración empresarial. Está claro que nadie quiere apostar por un modelo inestable, cuando están en juego más de 600 millones de ingresos.

La solución parece focalizarse en la apertura del espacio radiofónico a nuevos modelos y a la creatividad. Según Adelaida Bolea, otra solución para el éxito de la radio digital es el cambio del modelo de programación, evitando los grandes magazines conducidos por conocidas voces, que actualmente llenan las parrillas. Será una radio hecha para audiencias determinadas, más receptivas a la información transmitida y realizada por unos profesionales especializados. La programación se compondrá de fragmentos realizados a medida de la audiencia específica a la que se refiere, teniendo muy en cuenta también el papel de los anunciantes, que no desaparecerá con el cambio de modelo.

Como describe Juan Carlos Valencia, las mejoras en los formatos de almacenamiento, las transmisiones remotas, el establecimiento de emisoras, la modulación, la estereofonía, la digitalización o automatización de las emisiones han alterado los procesos de producción y han transformado la radio: “La radio es lo que la historia dice que es: no tiene una esencia, ha tenido y continúa adoptando nuevas formas. La radio es lo que es en un momento específico, en un contexto de usos y significación” (Beck, 2002, p. 8.2), por lo que, siguiendo la tendencia, la digitalización más no tiene porque convertirse en el único tabú radiofónico que no haya sido capaz de superar. No es habitual que el desarrollo se introduzca eliminando totalmente la tecnología previa, pero para esto, es necesario empezar a introducirla.

Actualmente, la mayoría de las grandes emisoras están optando por una reconversión rápida y barata hacia los nuevos sistemas de transición. El problema se focaliza en las pequeñas emisoras que no disponen de tantos recursos y tienen que elegir entre la conversión o la desaparición. Quizá ellos comiencen a elegir nuevas formas de transmisión online (los podcast se están imponiendo con mucha fuerza, frente a la radio online, de fácil desarrollo y conservación) más económicas y que no implique una lucha la otorgación de una licencia sometida más a las tendencias políticas y la disponibilidad económica, más que al empeño por la supervivencia, la necesidad de comunicar un mensaje o de dar cobertura a una población desinformada. Parece un modelo manejado sobre los intereses de esas grandes empresas y aprovechado para fomentar una mayor situación de desigualdad en vez de paliar las diferencias del mercado y evitar monopolios que sólo perjudiquen a los receptores y a la propia información.

La desregulación de la radio en España y sus consecuencias


  • Tras mucho tiempo sin escribir nada por aquí, he optado por retomar de nuevo el blog con un tema contundente, básico e histórico que todavía hoy sigue generando debate. La radio digital ha comenzado su andadura pero no termina de despegar como otros medios en su transición. Varios fenómenos y situaciones, que analizaré en post previos han luchado en su contra, pero la digitalización se impondrá como la necesaria evolución que el medio necesita para encontrar su hueco entre los mass and new media, la televisión y la poderosa World Wide Web.

Desde 1924 hasta 1975, el régimen de la explotación de la radio en España era mixto, con igual número de emisoras públicas y privadas; la excepción en un panorama europeo, que tuvo por norma el monopolio público sin paliativos. A comienzos de los años 80 comenzó la ruptura de los monopolios públicos existentes en toda Europa y se permitió la entrada de empresas privadas. Desde la consolidación del FM, el número de emisoras fue creciendo poco a poco. Así el mercado imitó la tendencia, registrando fusiones, traspasos o ventas de estaciones.

Todavía pervivimos en un periodo de convivencia entre dos modelos: aquel que garantiza a RNE la cobertura de todo el territorio; y un modelo de redes múltiples, en las que cada estación gestiona su propia frecuencia de la misma forma que en toda Europa. No se garantizan coberturas nacionales, pero sí locales, que benefician en teoría una mayor democratización de los contenidos. En realidad parece que se esté produciendo el efecto contrario, ya que los contenidos exclusivamente locales se han reducido, en pro de otros globales que pretenden llegar con la misma efectividad a audiencias generalistas, tratando de abarcar una mayor cantidad de temas; propósito que hasta el momento se antoja imposible. Otra causa que tenemos que sumar al freno de este modelo es la diferencia de intereses entre las empresas públicas y privadas y la visión política de los medios, demasiado distinta. Causa que queda para la reflexión.

La desregulación originó la reestructuración del sector y el comienzo de las concentraciones en torno a grandes grupos. Estos movimientos también afectaron a la oferta, los receptores y la publicidad. La difícil situación de las empresas y la saturación de este mercado están prolongando el periodo de ensayos de la transición digital o la suspensión total de la radio analógica (como quiera verse), a pesar de que España sea uno de los países que más publicidad emite a través de la radio. En el nuevo modelo queda en suspense la situación de radios comunitarias y vinculadas a organizaciones no gubernamentales, que se quedan sin espacio en el dial. ¿Dejarán la lucha tan fácilmente?

El 2000 fue el año en el que el Gobierno aprobó el plan técnico para la concesión de licencias de radio digital. Sin embargo, el sector parece que pervive o “mal vive” en un paro permanente, a pesar del servicio llegue a un 60% de la población, tal y como declara Alfonso Ruiz, presidente de la Asociación Internacional de Radiodifusión (AIR). Este experto también señala la falta de organización del espectro radio eléctrico y su propia escasez para dar cabida a todas las emisoras que siguen queriendo tener su propio espacio, el mismo que tenían en la radio analógica.

España no es el único lugar donde se produjo esa desregulación, puesto que en América del Sur, un gran número de estaciones locales han sido absorbidas por grandes grupos mediáticos. La cadena SER, aquella pequeña emisora que trabajaba a la sombra de Antena3Radio, ayudada por la dictadura y que supo aprovecharse de todos esos privilegios, es hoy uno de los mejores ejemplos de este tipo y de la confirmación del éxito del modelo descentralizado.

Estados Unidos por su parte ha sido considerada la iniciadora del movimiento de desregulación que se está produciendo en este sector, implantando la lógica económica como motor de desarrollo al trasluz de los nuevos avances, exigiendo a los “viejos medios” nuevas formas de comunicación. El argumento que Ángel Badillo y José María Cruz sostienen es que el estado español está sosteniendo la llegada de la radio digital a la espera de un necesario cambio de negocio y de modelo, que el mercado tiene que originar por sí mismo.