Si las redacciones de los principales periódicos se están tambaleando por las
últimas oleadas de despidos, las radios
online no han conseguido salvarse de la criba.
Una de las principales radios sociales de España, Estados Unidos, Gran Bretaña y Alemania,
Last.fm ha
an
unciado hoy que a partir de la semana que viene dejará de prestar sus servicios de una forma gratuita y que lo hará a través de una
suscripción mensual, que tendrá un coste de tres euros. Esta medida a sido adoptada por la
CBS, propietaria de la radio, como una fuente de ingresos que le permita mantenerla allí donde la publicidad no le reporta suficientes beneficios; y España es uno de ellos. Los altos costes de los derechos de autor, las discográficas y el
streaming hacen que este tipo de redes resalte la importancia de los beneficios que recibe a través de la publicidad. Las protestas de los usuarios, a través de
Twitter, se han producido de forma inmediata tras hacerse pública la noticia.
Spotify, una página muy similar y hasta ahora gratuita, será la encargada de recoger a los usuarios de
Last.
fm que se resistan a cumplir las nuevas exigencias. Este momento también lo pueden aprovechar otras emisoras de música
personalizables como la española
Yes.fm , aunque su crecimiento pueda terminar poniéndolas en la misma situación que
Last.
fm.
Otro ejemplo de como la crisis ha afectado a las radios
online es el cierre d
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e la famosa radio berlinesa
Radiomultikulti. Esta iniciativa, promovida a raíz de los ataques racistas que en 1994 se produjeron en varias ciudades alemanas, ha pretendido fomentar la convivencia entre todos los sectores de la población, convirtiéndose en un espacio que pretendía significar “ la capitulación de lo estatal ante lo plural”.Pese a las protestas y el gran revuelo que ha causado su cierre, la compañía propietaria
RBB(dueña además de la televisión pública alemana) no ha cambiado de opinión. Ha sido muy criticada por su baja
audiencia y la falta de calidad de sus programas; la crisis se ha llevado por delante a un símbolo, unas ondas que desde hace catorce años promovían la tolerancia, rompiendo todos los esquemas de los medios de su país: la mayor parte de sus programas se emitían en alemán, pero también tenía espacio para otros programas realizados en más de veinte idiomas diferentes. Pese al cierre de esta emisora, estoy segura que el ambicioso y
gratificante proyecto que defendía está radio permanecerá vivo en cada uno de los que alguna vez lo escucharon y creyeron posible un mundo mejor.
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